Insólito e imperdonable: nunca se tuvo que pedir ninguna autorización a la dirección de la universidad, o cualquier otra de la institución, para debatir abiertamente las posiciones políticas e ideológicas de cada uno individualmente o de un determinado agrupamiento en el campus universitario. Y esto está marcado por la actividad constante de organizaciones sociales, de derechos humanos, de partidos u otros agrupamientos en la universidad, que en realidad no hacen más que traducir las discusiones propias de la situación política y social afuera del espacio físico de la casa de estudio. Quienquiera prohibir o regimentar esta actividad no esta tratando más que de aislar a la comunidad universitaria de la situación socio-política general y/o convertirla en un lugar de enclaustramiento o en su propio feudo.
Después de “Campear” al secretario general de la universidad, el Ing. Falú, e increparlo por la situación, se consiguió que se dejara de lado este ataque.
¿Pero que es lo que marca que diversos grupos militen abiertamente sus actividades y posicionamientos, en tanto una asociación de lucha por la diversidad sexual se ve censurada? Más allá de que haya agrupamientos con tradición que ganaron sus espacios, ya sea con lucha o con alianza frente a las autoridades, existe una determinada posición política retrograda de rectorado con respecto a los derechos de género*. Una posición que se encubre pero con la que se acciona aprovechándose del manejo camarillesco que tiene este grupo de los resortes de la universidad(seguridad), por eso luego no se nos quiso recibir para discutir sobre la irrealidad de este planteo de “pedir autorización”. No están dispuestos a discutir abiertamente con la comunidad universitaria sus posiciones, sino a seguir accionando de forma unilateral con favor de su manejo de la institución.
Como se ve en la ley de educación provincial o la injerencia en general de la iglesia en la formación educativa interfiriendo con la necesidad de una enseñanza de educación sexual, los que dirigen la sociedad y el proceso masivo de enseñanza no quieren romper con el oscurantismo como forma de sujeción de las mentes.
La agrupación estudiantil de rectorado, franja morada, debería plantearse seriamente su subordinación con esta camarilla tan Pre reforma del 18, es decir, oscurantista. Ellos, ”los reformistas”... más que nadie.
Ponemos en alerta al movimiento estudiantil de la necesidad de estar concientes de la forma en que se manejan estos grupos y estar listos para movilizarse independientemente para frenar nuevas arbitrariedades y ataque a los derechos como los que relatamos. El problema de enfrentar políticas reaccionarias y privatistas queda exclusivamente en nuestras manos. Así como no existe oposición a nivel nacional al gobierno que destruye nuestras condiciones de vida, en la universidad no existe oposición al rectorado que destruye nuestras condiciones de estudio. Prueba fehaciente de esto es la parálisis que parece afectar al llamado progresismo de la universidad para ponerle un alto a estas arbitrariedades y, más que nada todavía, su concordancia en la práctica de privatizar la educación por la penetración de
Po
* El año pasado, cuando se votó en el consejo superior de
No sería la última vez que el rector claros y su grupo demostrarían su menosprecio, o directamente su oposición, a luchas de importancia fundamental para las libertades democráticas.
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